lunes, octubre 16, 2006

Portazo


Puertas que se cierran en tu cara, dejando la nariz respingada como jamás pensaste tenerla.
Puertas que se abren de par en par conduciéndote a un espejismo de veleidades.
Puertas giratorias, la peor ponderada de todas, intentar salir de ellas es infructuoso, una y otra vez giras volviendo al punto de partida.
Puertas laberínticas, atrayentes, misteriosas, pero demasiado arriesgadas para alguien claustrofóbico.
Puertas de viejo roble pequeñas e insignificantes con la gracia de lo imperecedero.
Puertas rayadas, inconsistentes para los seriotas sin creatividad.
Puertas con vitrales, exquisítamente delicadas para un buen gusto solapado.
Puertas, puertas, puertas, puertas y las ventanas con barrotes sin poder entrar.
Mantén la puerta cerrada por dentro y deja de golpear.

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