martes, enero 29, 2008

El último viaje



He despertado del letargo.


Amanecí entre grillos, goteras, cristales rotos, risotadas estridentes, baños de espuma, arañas amistosas y mixturas indescriptibles.


Y los sueños han quedado despojados de ilusión, porque la realidad los supera a cada segundo e inquietantes son vistos desde el balcón de mis décadas.


He caminado colinas, senderos y lechos de muerte.
He suspirado penas, congojas y malos sentires.
Y Ahora yacen silentes bajo los pétalos de las bugambilias aniquiladas por el sol.


Amordazados los gritos no se oyen, las muecas pierden significado, como si en cada gesto, la mentira intentara burlar la conciencia de quien inmutable se jacta de su estoicidad.


El desarraigo contenido enraíza en la soledad elegida.

No en vano los círculos se reducen, el cedazo ha dejado lo imperecedero, y las hipocresías han hecho el resto.


Sin acomodos, sin vergüenza, sin repudios añejos, la veracidad de los ojos refleja la quietud de la certidumbre, felicidad en el blanco exacto de nuestras distancias.


Yazco en el mismo catre alegre, mientras los latidos retumban en un cuerpo inmóvil, pétreo y frío.


Las pulsaciones aceleradas conmocionan la mente inquieta, y a lo lejos cada sonido, grillo, gotera cristal roto, risotada, espuma y araña invitan a seguir utilizando todos mis sentidos.