Hay en esa mirada inquisidora, la ruptura de la belleza de creer.
El beso de la censura no deja espacio para respirar e inhalar hondo, en las profundidades de los pensamientos no publicables. Demasiado público para comentarlo, infinitamente evidente para admitirlo.
Egoísmo escudriñado entre los temores y verdades incompletas para no dañar con la elocuencia de las palabras, las certezas indescifrables de quienes entregan más del mínimo esfuerzo, de todos los que por sufrir el doble creen en la olla dorada al fin del arcoiris.
Aléjense de los atajos, camina por un pedregoso sendero repleto de espinos y bayas podridas, ó corre por la carretera a 120 km por hora tomando coca Light. A final el resultado será el mismo.
Camina solo, sea en el lugar que sea, en la fría noche desértica o disfrutando la agradable temperatura mediterránea en compañía de la mejor dama. Tranquila y en Paz.
Solo.
Será que la infinita compañía ha tapado el despojo de un papel mural descolorido, de cojines entierrados y telarañas abominables en el mismo techo de maderas pintadas de seudo blanco.?
Hay en esa mirada inquisidora la inquietud de la inconformidad, hay en la mirada receptora la pudorosa vergüenza de quien no ha hecho nada, pero siente una culpa infinita.
ó
Hay en esa mirada inquisidora la inquietud de la inconformidad, hay en la mirada receptora la pudorosa vergüenza de quien no ha hecho nada, pero siente una felicidad inmensa.
Y el sentido cambia???