
He despertado del letargo.
Amanecí entre grillos, goteras, cristales rotos, risotadas estridentes, baños de espuma, arañas amistosas y mixturas indescriptibles.
Y los sueños han quedado despojados de ilusión, porque la realidad los supera a cada segundo e inquietantes son vistos desde el balcón de mis décadas.
He suspirado penas, congojas y malos sentires.
Y Ahora yacen silentes bajo los pétalos de las bugambilias aniquiladas por el sol.
Amordazados los gritos no se oyen, las muecas pierden significado, como si en cada gesto, la mentira intentara burlar la conciencia de quien inmutable se jacta de su estoicidad.
El desarraigo contenido enraíza en la soledad elegida.